Cómo el arte de Giacomo Balla se convirtió en una nueva concepción del mundo
El futurismo, ese movimiento que tanto maravilló y desconcertó en sus orígenes (y que tanto nos sigue desconcertando ahora), fue creado y popularizado por unos pocos valientes que decidieron salirse de los moldes del arte convencional. Entre ellos Giacomo Balla (1871-1958), uno de los mayores representantes del futurismo italiano. El mundo se rindió ante él y sus ideas, y hoy vengo a mostrarte qué le hacía, junto al resto de futuristas de la época, tan especial.
¡Empezamos!

Desde el principio
Nacido en Turín, Italia, su formación artística fue principalmente autodidacta, con influencias académicas posteriores que le ayudarona afianzar su estilo y técnica. Tocó los campos de la escultura y sobre todo de la pintura, al inicio figurativa pero que más adelante terminaría por convertirse en algo abstracto y subjetivo.
En su juventud se trasladó a Roma, y allí realizaba retratos con los que se granjearía una buena fama que le acompañaría en el tiempo. Allí pasó cinco años, y nada más comenzar el siglo XX viajó a la capital francesa por trabajo y allí quedó completamente embelesado por el ambiente, de tal forma que decidió estudiar a los grandes neoimpresionistas parisinos como el puntillista Paul Signac, de quienes tomó influencias e inspiración tanto inmediata como futura. En ‘Niña corriendo en un balcón’ (1912) puede apreciarse perfectamente lo que el puntillismo y su viaje a París supuso para Balla, pese a que, estrictamente hablando, el óleo pertenece a la época más futurista del pintor:

Todo distinto, la misma esencia
Si por algo se caracteriza la obra de Giacomo Balla es por su fluidez y flexibilidad al cambio, con grandes épocas muy diferenciadas entre sí en las que se dejaba llevar por sus gustos y descubrimientos del momento. Por consiguiente, su amistad con el poeta italiano Filippo Tomasso Marinetti, a quien conoció a su vuelta a Roma, supuso un acercamiento al que se convertiría en su estilo predilecto: el futurismo, una corriente completamente innovadora nacida en la propia Italia con una trayectoria paralela a la del cubismo francés.
Lo “usual”, “tradicional”, “comprensible” y “homogéneo” quedaba atrás para el futurismo, que buscaba plasmar la esencia del dinamismo, el movimiento y la autenticidad a través de formas geométricas, trazos amplios y ágiles y gran riqueza de colores, con contrastes y brillantez. Tanto evolucionó su obra desde que descubrió el futurismo, que lentamente esta comenzó a mutar a la abstracción más absoluta, en la que terminó encajando no solo su pintura, sino también su escultura y diseño de mobiliario (ámbito en el que también metía mano, como buen artista multidisciplinar).

¿Un mundo futurista?
En 1915, Balla firmó junto al pintor, escultor y escritor italiano Fortunato Depero lo que llamaron “Reconstrucción futurista del universo”, un manifiesto que aplicaba el futurismo no solo al plano artístico, sino a todos los ámbitos cotidianos, para los que se tomaba como referencia la maquinaria moderna y sus características principales, que tanto maravillaban en la época.
Continuó con el futurismo a lo largo de muchos más años, explotando las líneas fuertes, el dinamismo, la masculinidad, el poder y la provocación expresados mediante colores y formas cada vez más características. Siguió trabajando como diseñador de mobiliario, escultor y escenógrafo para ballets y obras de teatro, hasta que finalmente, en 1930 abandonó el fmovimiento debido a su declive. El arte comenzaba a decantarse por estilos diferentes, y el futurismo estaba dejando de tener un lugar tan representativo como antes, en sus años de esplendor y novedad.
De vuelta a los orígenes
Por lo tanto Balla decidió dirigir su arte hacia el estilo figurativo del que ya venía, pero a diferencia del de sus orígenes, este contó con un tinte mucho más fascista que se transformaría en el sello distintivo de su trabajo hasta el fin de sus días, un 1 de marzo de 1958 en Roma.
Entre otras muchas cosas, y como su propio manifiesto reza, la obra de Giacomo Balla (en especial la futurista) busca dar protagonismo al patriotismo extremo, al “encanto” de la guerra, al movimiento militar y al menosprecio y desconsideración hacia la figura femenina y todos sus atributos, exceptuando la belleza. Con todos estos puntos sobre la mesa, podemos imaginar la clase de vida y camino que inspiraba, la mentalidad y el espíritu del movimiento.

¿Qué te parece la obra de Giacomo Balla? ¿Te interesa el futurismo, o prefieres sus obras figurativas iniciales, con siluetas reconocibles y cierto toque de romanticismo?
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¡Nos leemos en el siguiente post!
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